Las 5 transformaciones

Las 5 transformaciones

El artículo de hoy es sobre un tema que me fascina y que, a pesar de ser bastante práctico, tardó algún tiempo en ser asimilado por mí y, todos los días, percibo que mucho más hay para comprender. El tema es los 5 elementos, o 5 transformaciones, que son la base de análisis de la macrobiótica, tal como de la medicina tradicional china.

Porque vivimos en Occidente, es posible que este tópico no sea familiar a muchos de ustedes. Sin embargo, en Oriente, donde abundan filosofías holísticas e integradoras, el estudio de los 5 elementos se profundiza en muchas áreas, especialmente en la salud.

La base de esta teoría, se basa en la premisa de que todo está en constante cambio, de que nada es estático y que existe un equilibrio dinámico que sostiene estas permanentes alteraciones. Este equilibrio ocurre tanto a un nivel más macro, como en el ecosistema, como a un nivel micro, como en nuestro organismo.

En la naturaleza, el equilibrio se mantiene a través de los 5 elementos, ya que el agua riega las plantas (madera / árbol), que luego van a alimentar el fuego, que a su vez va a nutrir el suelo, que por fin dará vida al metal. Y así sucesivamente. Por ser tan dinámica, prefiero llamarle teoría de las 5 transformaciones.

La ilustración resume la teoría de las 5 transformaciones, que sucede en todo a nuestro alrededor, manifestándose de diferentes maneras.

Si miramos a las estaciones del año, las mismas también reflejan estas transformaciones. Para entender mejor, me parece interesante señalar que la ilustración presentada es una representación reciente. Hace unos cientos de años, el suelo estaba representado en el centro, sirviendo como soporte para todo lo demás. Si extrapolar esta analogía para las estaciones del año, el suelo sería la transición de cada estación, o el fin del verano (en una alusión a la actual representación) y tendríamos la energía del árbol asociada a la primavera, la del fuego al verano, la del metal, al otoño y la del agua al invierno. En la actualidad, se resume la energía suelo al final del verano, pero sigo creyendo que como transición entre cada estación sería más adecuado.

Me gusta siempre empezar por las estaciones del año, ya que es algo que, año tras año, estamos acostumbrados a sentir y observar, comprendiendo así sus diferentes características.

Vamos entonces a la energía de la primavera, árbol. Tal como escribí en el último artículo, ella nos pide que nos liberemos de las capas y ropa pesada, para tener la capacidad de moverse más y estar más en el exterior, en contacto con la naturaleza, dando alas a nuestra creatividad. Tiene por lo tanto una energía ascendente y rápida, siendo ideal para iniciar proyectos, ideas y establecer metas para el futuro. Es una energía de visión, claridad y flexibilidad.

Ya en el verano, en energía fuego, tenemos una energía de fiesta, expansiva y efusiva. Todo va hacia fuera, queremos convivir como en ninguna otra estación, y hacer que sucedan las cosas. Es la estación de la comunicación. Aquí compartimos con el mundo los proyectos iniciados en primavera.

Llegando al final del verano ya bajo la energía suelo, tenemos una energía descendente, más estable y más lenta que las anteriores, ya con un llamamiento a venir hacia adentro, preparándonos para recoger más y descansar de toda la fiesta del efusivo verano, siendo una energía de compasión y solidaridad.

En el otoño, al que asociamos la energía metal, tenemos una energía de concentración. Cuando el viento empieza a llevar las hojas de los árboles y la lluvia a caer, se nos pide que regresemos a nuestra casa, que paremos y pensemos en lo que hicimos. Que nos organizemos para tener capacidad para enfrentar el futuro y que podamos reflexionar mucho.

Y llegamos finalmente al invierno, representado por la energía del agua. Esta es flotante, y aquí empieza a moverse. Es una energía misteriosa y poderosa, ya que el agua puede rodear todos los obstáculos y siempre llegar donde quiera.

Pero ¿cómo se reflejan estas diferentes energías en nuestro cuerpo? Si llegamos a un hospital en Europa y hablamos de esto, tal vez suene un poco raro … pero en medicina tradicional china, que en vez de analizar el mero funcionamiento de los órganos, analiza el flujo energético de los mismos, hay la alusión de órganos a cada uno de estos elementos … Comencemos por aquellos cuya alusión es obvia.

¿Cuáles serán los órganos de nuestro cuerpo que rigen la energía del agua? Sí, eso es, los riñones y la vejiga, aquellos que filtran la sangre y los que almacenan el desperdicio líquido de nuestro cuerpo.

Y el fuego, al que le asociamos? Ya decía Luís de Camões que «Amor es un fuego que arde sin verse …«, por lo tanto, el corazón es el órgano que rige la energía del fuego. Y en una asociación no tan directa, sabemos que la víscera que hace par con el corazón es siempre el intestino delgado, por lo tanto, los dos juntos, rigen esta energía.

Ya a la energía suelo están asociados estómago y bazo-páncreas. La energía del metal, está asociada a los órganos de oxigenación y eliminación, correspondiendo a los pulmones y al intestino grueso. Y nos queda sólo la energía árbol, a la que está asociada la vesícula y el hígado.

Pero, ¿para qué sirve todo esto? La verdad es que cuando nos familiarizamos con este ciclo y sus órganos, es más fácil diagnosticar cuestiones de salud e incluso adaptar nuestros comportamientos a cada situación.

En lo que respecta a nuestro organismo, decimos que hay salud cuando los constantes cambios, que describía inicialmente, se dan de una forma natural sin que el individuo sufra síntomas, y decimos que hay enfermedad cuando el cuerpo pierde la capacidad de adaptarse y mutar. Normalmente esto sucede, porque algún patrón de comportamiento o de pensamiento, bloquea energías en nuestro cuerpo dando lugar a la enfermedad.

Sé que, al principio puede sonar un poco raro, pero con el tiempo, todo se vuelve más claro.



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